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Cuerpos desnudos, sexualidad y erotismo: Reflexiones desde Octavio Paz

El amor no es una ilusión: es la mediación entre el hombre y la naturaleza, el sitio en que se cruzan el magnetismo terrestre y el del espíritu. El amor es, en definitiva, diálogo corporal y espiritual entre dos seres libres. Y no se refiere a la libertad sexual sino a la libertad pasional, a la libre elección de un vértigo, no alude al derecho a ejercer una función fisiológica.


Octavio Paz.


Me sigo preguntando como llegué al tema del que genialmente escribe Octavio Paz. No estoy en posición de poder alcanzar conclusiones similares ni mucho menos escribir utilizándolas como base. Sin embargo, me gustaría despejar el camino que llevan a estas desde mi propia reflexión acerca de otro tema íntimamente ligado, y que para mi sorpresa es parte inseparable de lo que es el amor; que —por otra parte— es también expresión del todo.


Todo empieza con un cuerpo desnudo. Piénsalo en cualquier en contexto, en cualquier formato. La imagen tiene un poder casi imposible de definir o limitar. Se ramifica en miles de reacciones; encarniza entelequias, complejos y marcos psicológicos, despierta sentimientos, produce reacciones fisicoquímicas, motiva el libido productivo. Es un indicador de la cultura, evidencia histórica del pensamiento, de su evolución. En el cuerpo desnudo del ser humano se encuentra su propia descripción, su propia guía de funcionamiento; sus contradicciones, su potencialidad, su maleabilidad y sus límites. El cuerpo humano en su estado original es la materialización de lo que su propia mente y alma son en esencia. Es la expresión misma de la complejidad de nuestra existencia, del universo. En otras palabras, todo lo que somos, fuimos y seremos se ve tatuado en los detalles de nuestro cuerpo.


No espero que se entienda esta última manifestación, al menos no todavía. Para hacerlo es necesario tratar conceptos sumamente importantes y diferentes, pero que al oído común tienden a sonar o significar lo mismo. Inicio hablando de cuerpos desnudos porque son ellos los que me llevaron a tratar el concepto de sensualidad en búsqueda de un medio para definir algo más que solo atracción sexual. Todos y todas estamos familiarizados con la palabra pero son muy pocos los que de verdad saben que envuelve. Más complicado aún resulta saber lo que significa la palabra ya que, como verán, se superpone y se mezcla con otras igual de importantes e igual de complejas. Hablar de sensualidad significa también hablar de sexualidad, de erotismo, de pornografía, de genitalidad, de arte, de amor, de estética y de sexo. Es justamente este embrollo el que planeo tratar y clasificar con el propósito de llevarlo en lo posible a la verdaderamente hermosa conclusión a la que llega Octavio Paz en su libro La Llama Doble (1993). (Como aclaración para la lectura de este ensayo, todo lo que esté enmarcado con comillas son citas de este único libro de ensayos de Octavio Paz).


i. la rivista

Y bueno, ¿de dónde salieron estas reflexiones? ¿Por qué se me ocurrieron? La historia es la siguiente; sucede que no hace mucho compre una revista titulada FIESTA. Se la compré a un buon signore de unos 70 años en pleno centro de la ciudad italiana de Triste. Vergüenza la mía porque la revista es una revista erótica que en portada tiene a una mujer semidesnuda. Digo vergüenza porque il buon signore no tenía cambio de 20 euros por lo que le preguntó a su esposa, quien le pregunta a la amiga con quien estaba charlando. Yo tratando de ocultar la indecente revista, —pero poco efecto tuvo siendo que no me moví de la sección de pornografía, por lo que lo que tenía en mano no podía estar muy lejos de lo que se mostraba en aquel carrito— volviendo a lo relevante; compré la revista y con lo que me encontré fue algo que no me esperaba, reflexiones que nunca me hice, curiosidad por lo que subyacía dentro de este recientemente adquiero material.


La revista data del año 1973, es parte de una serie de revistas eróticas publicadas por la Olympia Press una firma con base en Londres que (según la descripción) se especializa en erotic fiction y avant-garde literary fiction. Se distribuye quattordicinalmente (es decir cada catorce dias), es internacional pero tiene diferentes distribuidores y una sucursal en los países donde se publica. En este caso esa revista que adquirí es editada, escrita y publicada en italiano y para Italia. Ahora, ¿qué me llamó la atención de esta revista? Bueno es de esperarse que las mujeres que en ella modelan, sí. Sin embargo, es en la forma en cómo lo hace y el formato que se usa lo que me llevó a distinguir un campo que se perfilaba en mi mente como homogéneo. La revista no es “porno”. A diferencia de las características y criterios que rigen las redes sociales, la publicidad, y la misma industria del porno; esta revista no apela o no prueba excitar. No es material con el que uno llegaría a masturbarse, al menos no yo, no es una revista SOBREsexualizada. La revista es erótica. En esta se muestran mujeres desnudas o semidesnudas sí, pero en poses que retiene cierta estética, en vestuarios que acompañan el concepto, que alimentan a la escena. El trabajo fotográfico es de admirar, no es como acostumbra a ser el porno, fotos con poses ‘provocativas’, no se centra en la vagina, no se concentra en los senos, no existe referencia alguna al acto sexual. La revista parece tratar de representar simplemente el cuerpo femenino como es. Dándole un giro estético —así como se hace con las modelos con ropa— pero acá sin ella. Hay algo muy poderoso e importante en esto. Soporto esta última afirmación en el hecho que la revista no prioriza o endiosa una forma de cuerpo hegemónico en particular o si quiera alguna etnicidad. En ella se ven mujeres, altas, bajas, gordas, delgadas, senos grandes, senos pequeños, mujeres con cirugías, mujeres depiladas, sin depilar. Mujeres negras, mujeres blancas, mujeres asiáticas. Muestra mujeres.



También de recalcar es la puesta en escena. Como digo no trata de sobresexualizar el cuerpo, y claramente abro esto al debate, sin embargo no creo que tampoco trate de objetificarlo (en el sentido que no lo haría Macchiavello al esculpir a Miguel Ángel), o cualquier otra pintura del romanticismo, el art déco o el expresionismo. Las modelos se ven fotografiadas en todo tipo de lugares; en sus casas, en la piscina, en el patio, leyendo, en el desierto, duchándose, ordenando pizza. Estoy seguro que esto puede ser puesto a crítica, yo mismo lo haría, pero a diferencia de las tendencias que hoy controlan el ‘entrenamiento de masas’ esto me resultó revolucionario. Las imágenes no llaman a tener sexo sino que se prestan a contemplación. Una fina línea entre el impulso biológico sexual y el mundo abstracto de las ideas. Una atractiva tensión que estimula el concepto, la energía, la apreciación, el arte… Todo esto mucho antes que el acto de tener sexo. A todas estas emociones y reacciones, a este concepto que se prueba de mostrar, es que trate de definir como sensualidad. Pero en hacerlo es que me encontré con el problema que a continuación desarrollo.


ii. Conceptos

El primer bache a resolver fue el contraste entre el concepto dado por mi —sensualidad— y al cual la revista dice pertenecer —erótica—. De manera etimológica, la palabra sensualidad dice provenir del latín sensualitas que refiere a algo relativo a los sentidos. De ahí que nos encontramos con otras palabras derivadas como sensatez, sesudo y sensibilidad. Siendo que es algo relativo a los sentidos, sin ninguna otra especificación, podemos seguramente asumir que es también todo aquello percibido por los sentidos. Es decir, la sensualidad es tanto la evocación del uso de los sentidos en otros así como la expresión de nuestros propios sentidos. Es una realidad psicosocial —y como tal— algo que se aprende por imitación. Es por eso que la sensualidad es común y mayormente entendida como una expresión de nuestra personalidad y carácter. Es una forma de relacionarnos con los demás, son nuestros contactos tanto corpóreos-físicos, así como abstracto-mentales. Puedo uno ser sensual al hablar, al vestir, al cantar, al caminar, hasta al leer… Que representa obviamente un gran reto despertar sentidos cuando lees, pero la teoría aplica. Hasta nuestra sexualidad puede ser sensual, desde mi perspectiva la sensualidad yace en cómo te perciben y como actúas para que te perciban así.


El erotismo, por su parte, es un concepto un poco más complejo particularmente por ser también más amplio. Al igual que la sensualidad; el erotismo busca atraer o incitar a otras personas por medio de la captación/estimulación de sus sentidos. Sin embargo, el erotismo se inclina más hacia el imaginario y la fantasía. La palabra erotismo viene del griego Eros que por un lado es el nombre del dios del amor y, que por el otro, significa energía de vida. No debemos, pero, entender ambas cosas de forma antagónica ya que eros también llega a significar pasión, amor y deseo - al ser estas las características que definen al dios del amor y que evidentemente son las que producen vida a través del mismo actual sexual. En otras palabras, es la pasión amorosa la causante y producto del universo, es la mismísima energía de vida. El sufijo griego –ismo, por otro lado, significa doctrina o sistema. Esto hace que terminemos con una extensa cantidad de posibilidades semánticas al unir ambas cosas; doctrina del deseo, sistema del placer, doctrina del amor, sistema de la energía de vida…. Es esta ambigüedad conceptual lo que hace que el erotismo sea tan difícil de definir.



Con el propósito de solucionar este conflicto me propuse dividir y categorizar el concepto de erotismo en dos bandos. El primero referido al erotismo poético o romántico y el segundo referido erotismo sexual. Es aquí donde vale introducir una característica fundamental del erotismo; y es que se le puede dar un sentido erótico a lo que sea. Habiendo dicho esto el erotismo poético o romántico en primera instancia equivale a la insinuación de esta energía de vida o pasión a través del arte - y en realidad cualquier otro medio posible. Nos referimos a palabras, miradas, señas y hasta expresiones faciales. La palabra erótica, que proviene nuevamente del griego Eros en combinación con la palabra –ika, que significa en relación con. Además, el concepto “erótica” toma este camino etimológico ya que refiere a los objetos relacionados con la pasión amorosa humana expresados tanto en sus aspectos físicos como sensuales. El erotismo sexual, por otro lado, maximiza estas expresiones pasionales y las orienta hacia el terreno físico. Este erotismo es el amor apasionado junto con el deseo sexual. Bajo esta categoría, el erotismo invita a la interacción y la actividad sexual. La mejor forma de describir esta diferencia entre erotismo es por medio del arte: el «desnudo artístico busca la belleza mientras que el desnudo erótico sugiere sexualidad». De la misma manera, una orientación afectiva erótica llega a definir el instinto sexual como tal. Vemos, por tanto, como el afecto también puede asumir un carácter erótico.


El erotismo sexual es también la categoría donde entra la pornografía siendo que se erotiza la sexualidad, es decir, se llama a la sexualidad, se enfatiza la sexualidad, se fantasea con ella, entra esta en el imaginario. Ya lo dijo Octavio Paz: «El erotismo puede ser esa facultad que la sexualidad en amor a través de la energía luminosa de la imaginación». Es interesante ver como el erotismo juega tanto en el mundo de la imaginación como en el mundo de lo físico. Podemos, por tanto, concluir diciendo que el erotismo es como un manto que se lanza sobre las cosas; maximizando, orientando particulares características y/o resaltando ciertos aspectos de la misma en pos de una pretensión sensual que al entrar en un reino imaginario de fantasía termina aludiendo a la sexualidad que es una de las causas de tal éxtasis corpóreo. Sin adéntrame más en esta última idea, Paz define el erotismo como «el [erotismo] hace que el acto sexual siempre sea tres; la pareja, más la fantasía». Es en este último concepto donde se encuentra la resolución del conflicto entre conceptos pero que nos lleva a conclusiones muchos más grandes.


iii. Conceptos extensión

Antes de presentar mis propias interpretaciones, me gustaría dar un detour y tratar un par de conceptos igual de importantes. El primero es el de pornografía. Paz escribe en referencia a la pornografía y al erotismo: «El erotismo se ha transformado en un departamento de la publicidad y en una rama del comercio. En el pasado, la pornografía y la prostitución eran actividades artesanales por decirlo así; hoy son parte esencial de la economía de consumo. No me alarma su existencia sino las proporciones que han asumido y el carácter que hoy tienen, a un tiempo mecánico e institucional. Han dejado de ser transgresiones.»



La pornografía se define como todo material que describa o represente actos sexuales. Este concepto es importante porque ha sufrido cambios semánticos desde que fue concebido/definido por primera vez en la Francia del siglo XlX. La representación de los actos sexuales de la raza humana ha estado siempre presente, se podría decir que desde el paleolítico. Sin embargo, es solo entendida como tal gracias a la producción en masa de este material orientado a complacer y explotar un mercado económico. La pornografía, a diferencia del arte del desnudo, se diferencia en que esta primera explota la respuesta sexual del ser humano ante un input sexual. Es decir, se enfoca en excitar y despierta impulsos sexuales. Para ello ha sido necesario cambiar el approach estético del desnudo y adoptar a una representación lo más explícita posible. He de ahí que salen poses innaturales, la objetificación de los cuerpos, fantasías que responden a la incitación fisiológica, que hoy por hoy se ha vuelto el constructo normativo del deseo, y no —como hace el erotismo— a la imaginación.


Una de las críticas a la pornografía es que degrada y desacredita la sexualidad humana. Es decir que reduce nuestra sexualidad a algo increíblemente básico; nuestra gentilidad y nuestra respuesta biológica al estímulo. En efecto, la pornografía nos hace nada más que objetos de placer y elimina toda la carga e incidencia espiritual, emocional, psicológica y sensual que engloba el acto sexual. Es aquí donde la pornografía pasa a ser un producto del consumismo, del mercado y es justamente esto lo que Paz critica. Se convierte al sexo en un producto con el fin de ganar dinero. No es entretenimiento, y muy pocas veces, puede ser considerado arte. Tiene un otro fin más que el de demostrar la sexualidad, plasmar la sensualidad, apreciar la belleza de cuerpo físico. Es más, crea una realidad sumamente exagerada, es como agarrar la necesidad biológica de tener sexo y exagerarla al punto de quiebre. Sobrepasa nuestras propias expectativas y capacidades del sexo. Hemos creado una especie de monstruo.


Por último, presento el concepto de sexualidad que es quizás el que une todo lo previamente explicado. La sexualidad se define como un conjunto de condiciones anatómicas y fisiológicas que caracteriza a cada sexo. Supone que dependiendo de nuestro sexo actuamos de una forma en particular (fenómenos emocionales y de conducta). En otras palabras, la sexualidad es la respuesta/consecuencia de tener órganos sexuales. Por dar un ejemplo, un hombre con pene y testículos, y a razón de los componentes químicos que estos órganos producen, podría estar inclinado a caer en conductas violentas cuando se ve amenazado por otro hombre. Sin embargo, a pesar de que podamos ser macho, hembra o intersexuales, esto no significa que necesariamente tengamos que comportamos de una manera esencialista, ni que el sexo biológico sea una condicionante para las diversas expresiones de género. La sexualidad indica aquel conjunto de actividades que cada uno hace con sus órganos sexuales, sin embargo debemos tomar en cuenta que hacerlo es también parte de una interpretación sociocultural. Se hace necesaria una perspectiva dinámica y no esencialista para comprender el concepto mismo de sexualidad. En ese sentido la sexualidad incluye muchas más variables, pero que no todas se llegan a expresar, siendo que esta está influenciada por la fisiología, la psicología, los aspectos sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y hasta espirituales. Paz comenta sobre la sexualidad contraponiéndola con el erotismo diciendo: «la sexualidad es animal; el erotismo es humano. Es un fenómeno que se manifiesta dentro de una sociedad y que consiste, esencialmente, en desviar o cambiar el impulso sexual reproductor y transformarlo en una representación».


iv. Amor

Es así como llegamos al amor. El cuerpo representa todo lo que el ser humano es. El cuerpo no solo como materia física, sino también como concepto, como idea, como impulso y como energía. En él y sobre él construimos toda nuestra sociedad, nuestra historia, nuestra identidad y eventualmente es a través de él por donde expresamos nuestro amor. Con el cuerpo se pinta, con el cuerpo se compone, del cuerpo se escribe, con el cuerpo se baila, al cuerpo lo abrazas y con el cuerpo tienes sexo y al cuerpo le haces sexo. El cuerpo es nuestro vehículo y va informado con algo mucho más grande y pesado que el mismo cuerpo; carga con las expectativas, con los sentimientos, con las imágenes, con las razones, con los sueños, todo está dentro del mismo.


Al amor se llegan por medio de la sexualidad y el erotismo, vías que no son mutualmente excluyentes siendo que —como hemos visto— sus significados se transforman e influyen jalando todo hacia una sola ‘verdad’. Por un lado, el erotismo crea al amor por medio de la pasión. Porque el erotismo «refiere a los objetos relacionados con la pasión amorosa humana expresados tanto en sus aspectos físicos como sensuales». Podemos decir que se trata de un entendimiento que trasciende la representación del mero acto sexual y que, por lo contrario, aloja un impulso creativo orientado a expresar lo que uno siente por esos actos sexuales y como entiende esa sexualidad. Es por esta razón, sumada a las funciones que tiene en la sociedad, que el erotismo también se considera cultura. Recordemos que el hombre es el único ser vivo que no dispone de una regulación fisiológica y automática de su sexualidad, esto ha permitido que desarrollemos algo más allá del impulso biológico. De la misma manera, el erotismo trasciende la comunicación explicita al despojar a los signos eróticos de su significación, los signos dejan de significar y empiezan a ser, tal y como los símbolos musicales. En este sentido el amor es la catarsis del erotismo mismo (i.e. la purificación de lo erótico). Uno siente algo más que siempre excitación biológica-física y esto lo lleva a concentrar y transformar el instinto en algo mucho más abstracto y totalizante que el mero orgasmo.



Por otro lado, el amor es «la metáfora final de la sexualidad y se funda en la libertad: el misterio de la persona.» El amor pertenece a una reacción/acción ligada a nuestro sexo, pero va más allá siendo que no nos limita a actuar de forma estricta a nuestra biológica sino que nos da a elegir, nos libera. La sexualidad se eleva al punto en el que se desprende de la biología y por su liberta y amplitud llega a situarse en un más allá, en lo erótico, en la imaginación. Se convierte en el deseo de conocer y unirse con el misterio de la persona. Así, «por el mutuo deseo, el objeto se transforma en sujeto deseante y en el objeto deseado.» El amor no es el deseo de hermosura en un sentido hedonista pero más bien la ansia de «completud», de ser uno con el otro. En palabras de Paz: «Nuestra época niega al alma y reduce el espíritu humano a un reflejo de las funciones corporales», sin embargo cuando entendemos al amor como resultado de estas funciones corporales, encontramos el potencial de los mismos. El amor vuelve al alma persona y une al cuerpo a ella. «En el amor todo es dos y todo tiene un ser uno.»


v. Conclusiones ¿Y la sensualidad qué?

Dije al principio de este ensayo que no iba a ahondar en estas conclusiones del amor en las que todavía tengo que profundizar. Pero sí hay algo que me gustaría aportar que nace de esta última conclusión; qué importancia tiene nuestra sensualidad.


Siguiendo lo expuesto, mi sensualidad sí es mi forma de ser y actuar; la manera como me expreso con mi cuerpo, mi forma de hablar, mi forma de vestir. Pero en relación a la carga semántica y simbólica que tiene mi cuerpo, ¿qué tanto puedo expresar siguiendo mi propio imaginario erótico? Uno debe sentirse sensual para actuar sensual pero tras ver la revista pienso que mi sensualidad ha de transmutar los sentidos, ha de alojarse en algo mucho más lleno, mucho más cercano a la plenitud, a la totalidad. Sensualidad no es amor como lo que da pie a la sexualidad y al erotismo. Sin embargo, es una parte de esa ecuación, es la parte individual de la misma. No es proyectar el impulso de uno en otro, es proyectarse a sí mismo. Es romper la piel que te habita y actuar, ser y sentir de la forma en que eres llamado a actuar. Es también llenar el molde de mi cuerpo con todo lo que en él quepa, para que irradie eso que me hace. En mi sensualidad se encuentra mi forma de ser, de ser percibido, la culminación de mi búsqueda como individuo. Olvida el actuar como hombre, como mujer, el seguir cánones, el seguir reglas. El tener que vestirse así, el tener que tener el cuerpo asá, el pensar “como se supone tienes que pensar”, el “los hombres no bailan y las mujeres no pegan”. No eres un algo pre-modelado. Nada es nada. Nunca lo fue. Utiliza tu cuerpo para expresarte y vive a las alturas de la infinita expansión de la que tu ser es posible.


 
 
 

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Por amor al arte, a la vida y a todo aquello que nos llena.

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