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LA LUCHA QUE DISTRAE

Actualizado: 4 dic 2020


He aquí otro hombre escribiendo sobre el feminismo, sobre un tema que no le concierne y del que no sabe. Y aunque esto se diga en algunos círculos estoy seguro que muchos otros están abiertos a escucharme.


Comencemos por mencionar lo innegable: La lucha feminista se ha globalizado, las muchas ideas sobre la equidad, la justicia y el empoderamiento de la mujer se han esparcido por todo el mundo. Se han movilizado las masas para combatir su condición de opresión, se hizo conocer sus dificultades y se movieron mecanismo tanto a nivel político como social para ayudar a combatir este mal que tanto tiempo ha permanecido oculto a plena luz. Hablamos de las cuotas para la representación parlamentaria o partidista, los permisos para la ausencia por maternidad y la legalización del aborto en el ámbito político. Y de las movilizaciones sociales, los grupos de enfoque, talleres, colectivos y los proyectos de concientización en el ámbito social. Es esperanzador ver como estas y mil cosas más están empezando a tomar vuelo y como más gente se concientiza cada vez más sobre a la causa feminista y la liberación de la mujer.


Lo hermoso de este ‘despertar’ es que no solo trata temas relacionados a la mujer. Como algunos ya sabrán, las teorías feministas también tratan temas sobre el medio ambiente, las comunidades indígenas, la marginalización, las minorías y hasta la descolonización. Así mismo, y como se puede ver con las manifestaciones en Chile, el feminismo es una pieza fundamental para la deconstrucción del sistema actual en todos sus ámbitos. Es el feminismo el que lidera la batalla, es el feminismo el que propone la crítica y de donde la crítica recaba su fuerza. Si lo analizamos, las bases mismas de la sociedad (de todas las sociedades) son las relaciones intrapersonales, es esta la célula prima. Siendo así, si la mujer empieza a criticar y mover ese suelo todo lo que se construyó encima se desploma. Más allá de esto, el feminismo es también la única causa que no se puede comercializar y que no puede tampoco ser absorbida por algún otro movimiento o personalidad. A diferencia de otros movimientos como el del planeta en donde se pueden llega a vender cosas ‘verdes’, en donde existen estrategias de marketing para hablar de productos sostenibles, así como los productos orgánicos, las recaudaciones de fondos etc… el feminismo - apenas impreso en una campaña política o en una camiseta - se revela. Es más, ni siquiera permitiría que se llegase a ese punto. Por lo mismo, es imposible que alguien acapare la lucha por que toda mujer es parte del movimiento y todas tiene su propia experiencia, por ello el feminismo no puede tener una cara o un líder; son todes.


Por todo esto el feminismo demuestra ser una causa extremadamente poderosa y debido a su alcance y habilidad para producir ‘él’ cambio debe ser defendido a toda costa. No obstante, esto no significa que debamos actuar y buscar de alcanzarlo de cualquier manera. Esta es una actitud que está siendo promovida por una de las herramientas que más útiles ha sido para promover el movimiento: las redes sociales. Si bien estas ayudan a que el movimiento se expanda al ‘viralizar’ videos e imágenes de marchas feministas, de eventos feministas, de discursos feministas, en diferentes partes del mundo y organizados por diversos actores también representa ser un peligro por hacer exactamente eso. La ‘viralización’ de tanto material resulta anti producente para el movimiento mismo y lo digo por dos razones principales: la primera, es que le quita a la gente la habilidad de autorreflexión y critica. Que es fundamental para los movimientos y el verdadero sostenible desarrollo de la causa. Y la segunda es porque guía a la gente por el camino incorrecto al promover acciones que no tienen equivalente en el país donde se están queriendo aplicar.


Comencemos por explicar la primera razón.No resulta difícil entender que existen sociedades que están más avanzadas en ciertos temas que otras, por ejemplo; países que apoyan la libertad de orientación sexual tanto en políticas como a nivel social/cultural como ser Holanda y países que la condenan como Rusia. El problema de la globalización y la ‘viralización de discursos que esta promueve es que se adelantan al desarrollo del pensamiento de estos otro países que aún no lo han alcanzado. Para darle rostro a esta idea no existe mejor ejemplo que el de América Latina. El continente está conformado por una increíblemente diversa agrupación de países, que al mismo tiempo gozan de una diversidad social, económica, cultural y racial aún más grande dentro de ello.s Tenemos países cuya lucha feminista está mucho más avanzada que en otros (por muchas razones), nos referimos específicamente a Argentina, Chile, Brasil y México. Con esto no digo que los demás países latinoamericanos no tengan movimientos feministas pero en términos relativos son mucho más pequeños y menos complejos que los que se experimentan estas otras potencias. Siendo así, por ser justamente potencias, ser gigantes, tener más gente, más recursos para desarrollar campañas de concientización llamativas para el público- y al existir un vacío informático/ de material en los demás países latinoamericanos - son estos países los que colman las redes sociales de contenido. Un video que condena los feminicidios hecho en Ayacucho - Perú no está tan bien producido como uno hecho en Buenos Aires –Argentina. Los colectivos artísticos que promueven la causa en Bolivia no son tan concurridos ni tan apoyados como los que hay en Chile. Tristemente muchos de los países latinoamericanos más pobres carecen de la infraestructura y de una sociedad que activamente promueva movimientos como estos (y nuevamente… por muchas razones). Es por esto que Bolivia, Perú, Ecuador, de cierta medida Paraguay, El Salvador, Guatemala y tantos otros se apropian del material producido en los gigantes e intentan seguirlo al pie de la letra forzado así un crecimiento de conciencia que trasciende – por el momento – las capacidades de su sociedad.


Como si pretender estar a un nivel de conciencia más elevado al que nos encontramos no fuera lo suficientemente dañino, al adoptar ideas ‘extranjeras’ estos países también se olvidan de analizar el plano nacional/ local. Es tal el impacto del ‘trend’ global de los movimientos feministas que cualquier cosa basta para proclamarse. Esto lo entiendo siendo que es una necesidad alzar la voz por la injusticia, la violencia, el abuso y la opresión pero si uno no piensa sobre las particulares formas en como une es abusado u oprimido entonces el esfuerzo va mal encaminado. Es como luchar por agua cuando se está en una piscina, obviamente el movimiento feminista no se puede comparar con un ejemplo tan burdo pero la necesidad de usar nuestras mentes para analizar los discursos y las ideas es importante. No es porque al actuar como se está actuando no se produzca ninguna cambio, muchos avances se han hecho, mucha mujeres se han liberado y muchas otras se están concientizando. A nivel general leer cualquier cosa fundamentada/leída/estudiada del feminismo (a decir verdad sobre cualquier tema) es un gran avance. Pero se corre el riesgo de que une se convenza que eso es todo lo que se tiene que hacer, puede suceder que la gente se convenza de estar luchando por su libertad cuando quizás no sea así. Nos vemos sumidos en el discurso global a tal punto que no llegamos a pensar en nosotros, creemos que lo que se vive es igual para todos, que solo hay una lucha, que solo hay una verdadera forma efectiva de actuar y que cualquiera que no responda o sea capaz de tratar un tema como se espera está equivocado. Pensar así es peligroso, como ya lo he dicho no podemos pretender o creer tener un tipo de conciencia en particular cuando aún no lo hacemos y menos que esta creencia guie nuestros actos y nos distraiga de analizar nuestra propia experiencia.


Ahora, aquí va la segunda razón: así como dejar de lado y no desarrollar nuestras habilidades auto reflexivas y críticas es dañino para alcanzar un movimiento sostenible y efectivo a largo plazo, tomar la lucha de otros países como ejemplo y actuar de forma en la que estas se llevan a cabo también perjudica la lucha misma. Esto se debe a que une estaría luchando por algo que no necesariamente necesita, ignorando lo que sí es útil o lo que es más acertado; luchar de forma en que se pueda portar la lucha más adelante. Nuevamente tenemos a los efectos de la globalización y las redes sociales como causantes de este daño porque con los discursos, imágenes y videos no solo se virilazan objetivos y formas de actuar en específico sino que también se viraliza una idea particular de lo que es el movimiento feminista y qué defiende. Al estar nosotros observando detrás de una pantalla lo que sucede gran parte de nuestro entendimiento nace de la interpretación que se hace de esas imágenes. Se construye de cierta forma una entidad aparte que no conoce solidez al no existir un mediador entre la idea y su aplicación real. Es decir, toda la gente puede interpretar las manifestaciones feministas en Chile o Argentina como desean debido a que no hay un movimiento lo suficientemente fuerte en su país que ayude a poner las cosas en perspectiva y por medio del que se pueda ver lo aprendido y aplicarlo. Esto lleva a que la lucha se vea dividida, que no tenga un objetivo fijo, que no se condense en una sola marcha de gente caminando en la misma dirección. Se actúa como se quiere, como se piensa que debería ser y se ignora la realidad del país y por lo que se debería estar luchando.


La gran diversidad que existe en América Latina tanto entre países como dentro de ellos también ayuda a explicar la inhabilidad de desarrollar un pensamiento crítico y auto reflexivo, el porqué de esta ‘distracción’ de la realidad regional y la ilusión de un feminismo singular. Como muchos ya sabrán, existen muchos tipos diferentes de feminismo; la lucha varía de país en país, de sociedad en sociedad, depende de la raza, de la clase, del contexto, la cultura y muchas otras cosas. La sociedad Latino Americana goza de todas estas ‘segmentaciones’, todos sus países están conformados por gente de diferentes razas, de diferentes culturas, costumbres, ni que decir de las diferentes clases sociales. Siendo que existen entonces una clase alta ‘blanca’ tanto en Perú como en Chile, o comunidades indígenas tanto en Bolivia como en Brasil, une fácilmente puede llegar a identificarse con lucha que se libra en otro país al parecer tan similar. Pero hacerlo es un error. No importa si tu raza o tu cultura son similares a la de otro país, ni aunque tengas familiares en él, el equivalente exacto de la lucha jamás será encontrado. Pelear por las mujeres indígenas en Bolivia es completamente diferente a hacerlo por las mujeres indígenas de Brasil o México, ni que decir de las de Argentina. Del mismo modo, a nivel regional/nacional, una mujer blanca de la clase alta o media que vive en la cuidad no puede verse o pretender estar en la misma posición que una mujer pobre del campo. Puedes ayudar a su causa, es más si estas en una mejor posición deberías hacerlo, pero no puedes identificarte con una realidad que no te pertenece - y esto se aplica siempre sin importar raza, clase, nacionalidad, continente etc…He aquí el gran error de seguir la viralización y el trend, une llega a pensar que la realidad de otras es su realidad, que solo existe un tipo de mujer en peligro, que las prioridades son las mismas y que la modalidad de acción también lo és.


Es cierto que aquellas mujeres de bajos recursos, las que viven en las periferias y que en general están en una posición socioeconómica precaria son las que más ayuda y atención necesitan. Y como ya lo mencione luchar por ellas es lo correcto, lo esperado, lo necesario; miles de mujeres pobres vulnerables a la violencia y al abuso se benefician de tu esfuerzo pero ¿Qué hay de ti? ¿Quién lucha por vos? El que estés y existan secciones de la sociedad que gozan de mucha más libertad y que son relativamente más seguras no significa que éstas hayan trascendido el patriarcado ni que estés en condiciones de jugártelas de salvadora para el resto de mujeres pobres que viven en el área rural y son asesinadas. Veo correcto y necesario que las mujeres de países primermundistas y progresistas como Holanda, Bélgica, Suecia etc... dirijan su atención y esfuerzos a ayudar a otros países y otras mujeres a liberarse de la opresión y del silencio. Sin embargo, países del segundo y tercer mundo como lo son en América Latina no se ven en la misma posición de actuar ni pensar de forma similar al estar más sumidos en la injusticia de género. No podemos ser todoradicales cuando hay cosas que tenemos que superar antes, cosas más básicas, cosas que se apegan más a la realidad nuestra. Si exigimos y actuamos de la forma en que otros países actúan, relacionándonos a su posición y realidad como si fuera la nuestra nos estaríamos abandonado, permitiendo que el machismo se expanda, dejando en blanco la lucha que nos corresponde y engañándonos creyendo que lo que se hace nos beneficia (o creyendo que estamos luchando por todas las mujeres) cuando no es así.


Para cerrar esta reflexión, me gustaría terminar con un ejemplo. Mi hermana hace poco me explicó cómo es que al salir del trabajo siente miedo y se pone las llaves entre los puños para hacer una especie de manopla que la defienda de cualquiera. Respeto mucho su miedo y no critico en lo más mínimo sus acciones siendo que lo que uno piensa y siente es casi tan real como el suceso mismo. Sin embargo, no creo que este miedo esté del todo justificado. En un país como Bolivia donde el machismo esta tan presente y donde la tasa de feminicidios es tan alta, tiene todo el sentido del mundo actuar como hace mi hermana al salir del trabajo. Pero ella olvida o ignora algo muy importante; el hecho de que no trabaja en un barrio marginal y que se encuentra en los suburbios mismos de la zona sur.


La Paz podría ser considerada una cuidad peligrosa – al final es en La Paz donde se cometen la mayor cantidad de femincidios a nivel nacional con 35 de los 116 que se cometieron el año pasado. Sin embargo, como toda cuidad de América latina, hay zonas y hay zonas. La zona sur es relativamente segura en comparación a lo que la rodea, no es el Callao en Lima, ni las favelas de Rio, ni las villas de Buenos Aires. No digo esto para minimizar el crimen que puede ocurrir - y que ocurre- en la zona sur pero lo hago para poner en perspectiva la forma en como ciertos discursos han llegado a instaurar una acción (ponerse las llaves como manopla) que no entra acaso. Puede que esté equivocado pero no recuerdo cuando fue la última vez que escuche de algún asesinato a sangre fría en medio San Miguel. Las acciones de mi hermana tienen sentido pero solo si viviese en la periferia, en el campo o en algún lugar done si exista un peligro que amerite tomar una acción de esta índole. En su contexto, la amenaza de un estado machista y de los actos de violencia contra la mujer ocurre de otras formas y lastiman de otra manera. Tendría mas sentido en este caso luchar y divisar estrategias por las agresiones físicas en la escuela, el trabajo o las discotecas, por los abusos verbales y hasta por las violaciones que pueden estar ocurriendo tras puertas en vez de estar luchando únicamente por asesinatos que – si bien son siempre posibilidad – no tienen una representación significativa en tu realidad.


Es así como podemos ver cómo es que la lucha feminista se ha visto distraída por ella misma. El miedo a un asesinato o violación y la práctica de defenderse con manopla sale de la visión/imagen de la lucha feminista que sobresatura las redes sociales en donde se habla de mujeres asesinadas de forma cruenta. Sale de luchas bien justificadas pero que van dirigidas a otras mujeres, en otras circunstancias. No van dirigidas a unas mujeres de clase media o media alta en Bolivia. Las mujeres de sociedad como estas deberían buscar y desarrollar su propia causa y no ‘adoptar’ o funcionar bajo una que no encuentra equivalente en su día a día. El feminismo de estas sociedades debería, al mismo tiempo que enfocarse en apaciguar/solventar las atrocidades por las que pasan las mujeres de bajos recursos, estar dirigido al patriarcado dentro de casa, al papá que le habla de cierta forma a la empleada, la obligación de ir maquillada al trabajo, el que haya favoritismo en los clubs nocturnos, contra la actitud macho de muchos hombres, contra la objetificacion del cuerpo femenino, al no esperar que el hombre invite y pague, des-tabooizar el sexo, des-tabooizar a la mujer dominante etc. Si nadie alza la voz por este tipo de violencia de genero nadie lo hará, por eso digo que existe un peligro a la hora de seguir la línea que se esparce por las redes sociales; porque esta línea es muy general y no permite la autorreflexión, sino que cambia la pasividad por una acción muy general que - además de no estar bien orientada - no contribuye a la causa y deja otro problemas más latentes de lado.


Con este barullo de palabras he intentado dar a conocer uno de los fenómenos que he visto está afectando mucho la participación de la gente en el movimiento feminista. Me gustaría ver un intento propio y único de enfrentarse al patriarcado que a nuestras sociedad afecta, contribuir a que se re-articule la lucha, que se cree una base que se apegue a la realidad de la mujer que se proclama y que se identifique el verdadero demonio que la aflige. Quiero ver estos cambios pero sin abandonar la ayuda que se les brinda a todas las demás mujeres víctimas de violencia y opresión en todo el mundo, siendo pobres, ricas, blancas, negras o lo que fuese. Es por medio de la autorreflexión, introspección y concientización por donde se da el primer paso para hacer un cambio sólido y sostenible. Basta de hacer la lucha de emancipación indígena la nuestra, basta de exigir mismo derecho sexuales que las mujeres de países con Argentina y Chile, Madrid o Londres, no hemos llegado a ese punto todavía, lo haremos, pero en su debido tiempo. No puede haber manifestación en tetas (a pesar que en teoría debería) hasta que no se resuelvan otras cosas antes, hasta que no se des-estigmatice cosas tan básicas como el sexo. No es fácil coordinar, analizar y actuar de una forma concreta en países con grandes diferencias como lo son Bolivia, pero por todos los países que tanta diversidad guardan y por todas las mujeres que en ellos viven hay que hacer el esfuerzo.


Muerte al patriarcado, sí a la empoderamiento. ¡Que vivan las mujeres!

 
 
 

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Por amor al arte, a la vida y a todo aquello que nos llena.

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