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EL Ejército del Pueblo Paraguayo y la posible incidencia en la cuestión de la autonomía indígena

Actualizado: 19 abr 2021

Para mi sorpresa las guerrillas y grupos paramilitares en Colombia no son las únicas organizaciones subversivas y anti-estatales activas en el 2020.


El ex-vicepresidente del Fernando Lugo, Óscar Denis Sánchez, fue secuestrado el pasado 9 de Septiembre en la ciudad de Bella Vista Norte - en el Departamento de Amambay en Paraguay - por un grupo guerrillero cuyas primicias se remontan a 1992.



El Ejército Popular Paraguayo o EPP – propiamente fundando el 2008 tras desprenderse de su calidad de brazo armado del partido Patria Libre - es un grupo guerrillero de ideología marxista-leninista que le ha jurado guerra al estado paraguayo y a las injusticias y crímenes que este consiente. A pesar que su actividad puede ser considerada esporádica por tener periodos de ‘inacción’, en el último trimestre del año ha vuelto a reclamar lugar en la prensa y medios de comunicación.


Dejando de lado el reciente secuestro al ex vicepresidente, del que todavía no se sabe su paradero, el evento que más conmoción está produciendo es el asesinato de dos niñas argentinas de 11 años a manos de la Fuerza de Tarea Conjunta (FCT) en suelo paraguayo. El incidente ocurrió tras un enfrentamiento producido entre ambos bandos el 2 de Septiembre en el departamento de Concepción. Tanto el presidente como los oficiales al mando de la operación justificaron el acto explicando que se trataba guerrilleras del EPP, que tenían entre 15 y 18 años, y que se defendían con armas de fuego. Habiendo esto sido desmentido, se descifró que las niñas eran hijas de dos miembros de la guerrilla que habían pasado al Paraguay para visitar a sus padres.



No quiero profundizar en esta polémica. En lo que me quiero concentrar - y en lo posible contribuir - es a la reflexión y análisis del EPP. Más específicamente deseo someter a critica la existencia misma del EPP que al día de hoy - en pleno 2020 - sigue llevando acabo secuestros, extorsiones y ataques contra el estado paraguayo en búsqueda de cumplir sus objetivos de una sociedad más equitativa y justa, el de la destrucción de la élite política y el de producir un cambio radical en la estructura de repartición de la tierra.


No es que defienda la violencia ni la toma de armas pero el EPP sí se ha demostrado actuar a favor de las causas e ideologías que defienden. Ejemplos de ello son: La demanda a la familia Zavala de donar carne de sus ganados a familias de escasos recursos en cambio del ganadero Fidel Zavala secuestrado en 2010, el exigir la repartición de víveres -por valor de 50 mil dólares- a dos comunidades de Concepción para liberar a Edelio Morinigo en 2014, ahora, por la liberación del Ex vicepresidente, se exigió alimentación para 40 comunidades en el área o el dinero necesario para suplir dichos aportes alimenticios.


Con todo, no por esto quiere decir que son santos mártires. El EPP es responsable de la muerte de decenas de oficiales de la policía, de ‘peones’ como se les llama a los empleados de los dueños de las grandes haciendas, se ha demostrado que reclutan niños y, más importante aún, existen fuertes argumentos a favor del hecho de que perjudican más a los campesinos que tratan de defender. Dejo de lado los daños materiales y a la propiedad privada porque los edificios y las granjas no sangran.


Siendo así, me llevó a cuestionar dos cosas. 1) ¿Que tan justificado está el EPP en tomar las armas? La célula nació como estrategia para crear una infraestructura que le permitiera al Movimiento Patria Libre poder competir en las elecciones de 1998 tras no haberlo logrado en las de 1993. A partir de 1995 el brazo armado empieza a capacitarse con ayuda de otras guerrillas latino americanas, entre ellas el Frente Patriótico Manuel Rodríguez en Chile. Habiendo culminado su adiestramiento, 1997 deciden dar su primer golpe; el robo a un banco a través de un túnel que pasaría del sótano de una casa aledaña directamente a la bóveda del mismo. El plan fue descubierto y los responsables encarcelados. Después de este primer atentado es que el EPP se radicaliza aún más e inicia con los secuestros y la plantación de bombas. Ahora, en un estado post-dictatorial en el que el lobby y el financiamiento de campañas por aparte de firmas privadas hacen increíblemente difícil - por no decir imposible - que cualquier otra alternativa política pueda presentarse y vencer, sumado a la infranqueable traba que representa la ya establecida e intocable élite política que obtuvo sus riquezas durante la dictadura.. Se podría decir que actos de esta índole para conseguir financiamiento y otros menesteres para poder competir de forma legal por el poder podría estar más o menos justificado. Sea el lado al que se incline la balanza… ahondar en este argumento no es mi propósito.



La otra cuestión, y aquella que me compete, es la de 2) ¿Qué rol cumple el EPP para la ‘liberación’ o protección de las comunidades indígenas y rurales del Paraguay? Tutelar por sobre comunidades que ya gozan de una respetable autonomía y representación política me obliga a hacer críticas observaciones. En primer lugar, el EPP no representa a las comunidades indígenas ni tampoco es el medio por el cual estas se comunican con el estado. Tienes sus propios canales/medios, sus propios representantes y sus propias exigencias. En segundo lugar, son las comunidades indígenas las que gozan de la legitimidad de los bosques, no es ni el estado ni la guerrilla. Siendo así, el EPP no tiene relación directa alguna con las comunidades indigeno-campesinas. Ah pero aquí está la algarada del asunto: los autores del ultimo secuestro dicen formar parte a otra nueva célula del EPP; la Brigada Indígena. Siendo así, ¿están más justificados? ¿Gozan de un rol más representativo? Una de las primeras preguntas a ser formuladas es si los jóvenes indígenas que forman parte de esta brigada fueron reclutados de manera forzosa o si fuera por decisión propia. El canal GEN en una investigación dice de haber hecho un censo preguntando a las comunidades si les faltan hijos o miembros. La comunidad responde que están todos completos pero que ha habido gente que ya no es parte de la comunidad hace tiempo. ¿Podrán ser estos los nuevos guerrilleros?


Aún así, aunque sus miembros sean o no sean indígenas, la creación de la Brigada Indígena, así como el rol del EPP, no son consentidos por las comunidades indígenas - y por el contrario- demuestran asumir una posición crítica ante ellas. El pueblo indígena Tavyterã exigió la liberación del chofer de Denis (joven indígena de esa misma comunidad) diciendo que "Sino nos devuelven a Adelio Mendoza en 24 horas, 15.000 nativos Guaraníes entraremos a buscarles en el monte. Sabemos dónde están", dijo Digna Morilla vocera y represente de la agrupación indígena. Y no es que se sientan solo agredidos por la guerrilla con este acto sino que resulta también contraproducente para los mismos pueblos entrar en conflictos armados ya que el gobierno luego criminaliza las demandas económicas y sociales de los campesinos tildándolas de terrorismo, asumiendo erróneamente que estos pertenecen al EPP.


Una lucha que podría vincular a los grupos armados así como a las comunidades indígenas es la expresada en la nota encontrada en la camioneta del secuestro, la cual lee: “La lucha contra la deforestación, a favor del medio ambiente”. Pero esto nuevamente me hace preguntar: ¿cuánto es necesario la lucha armada para defenderlo? Pienso que el asesinato de tantos otros líderes indígenas en Brasil y Colombia[1] parecen mostrar que la ofensiva como estrategia de defensa es lo más la opción indicada. Sin embargo, luchar contra el estado no es solo una tarea ardua pero excesivamente larga. Además que entrar en conflicto armado tiene otras repercusiones sociales y políticas, especialmente cuando los ineptos de los líderes planean combatir violencia con violencia. Los estragos de tomar estas medidas pueden ser vistos en la escala armamentista y de violencia de los carteles en México así como en la todavía complicadísima situación de los grupos paramilitares en Colombia. Paraguay no parece pensar ni querer aprender de estos casos; el Ministro de Interior Euclides Acevedo declaro que ‘esto es una guerra’ advirtiendo que ‘probablemente tenga que contemplarse escenarios no agradables’.



En lo personal pienso que la solución es incluir y reconocer. Aunque reconozco la dificultad que significa entablar dialogo con un gobierno corrupto y atormentado por las consecuencias de años de dictadura militar. Para enfrentarse a tal escenario, estoy de acuerdo con la necesidad de convertirse en amenaza para aquellos tercos agrandados del poder…solo así estarían dispuestos a ceder en algo. Pero habiendo alcanzado ese reconocimiento como digno y peligroso oponente es necesario empezar a crear el escenario adecuado para iniciar el dialogo.


Por último, toca preguntarse también cual es la razón de ser de la Brigada Indígena y cuáles son sus bases. ¿Sera que solo usan el nombre? Dudo que la brigada se rija por nociones indigenista o kataristas como las que promueven Reinaga y Quispe respectivamente. En referencia este último; dudo que la célula guerrillera actué a razón de ser víctimas del ‘doble agravio; económicamente explotados y culturalmente y políticamente oprimidos’. Como lo dije, las comunidades indígenas del Paraguay gozan de un respetable nivel autonomía, son entre otras cosas zonas reconocidas y protegidas (a pesar que no son leyes del todo perfectas y posan con grandes razones para ser criticadas) por el gobierno paraguayo[2]. No son tanto así problemas de representación política o de inclusión nacional; su mayor enemigo no es el estado o la exclusión sino los intereses o prácticas agrícolas de terratenientes que en muchos casos dañan el ambiente - el hogar de las comunidades indígenas - y su salud.



Otra de las causas que la Brigada Indígena podría defender es el de las desigualdades económicas que caracterizan la sociedad paraguaya, especialmente el estrecho/gap que separa las zonas urbanas de las rurales. Hasta se podría defender o actuar en razón de la falta de innovación tecnológica o políticas/proyectos de gobierno para poder hacer de las tierras comunitarias más productiva; incrementando su poder adquisitivos e introduciéndolas al mercado formal. Si y solo si esa fuera la voluntad de las comunidades. De todas maneras creo que es muy temprano para saber si esta brigada llegará a instaurar bases ideológicas coherentes y adecuadas. Parece improbable, sin embargo, que estas representen a las comunidades indígenas o que estén relacionadas a ellas. Por otro lado, si bien el EPP tiene un propósito y una visión solidaria y de justicia social puede que los medios elegidos problematicen y dificulten su cometido. Habrá que ver cómo evolucionan.


Obviamente hay muchísimo más que discutir, investigar y en lo que profundizar. Tan solo quería dar a conocer una realidad que me parece no solo interesante pero importante para reflexionar sobre el futuro del conflicto armado así como el de los posibles mecanismos adoptados por las comunidades indígenas en rechazo o critica a las realidades sociales que viven y/o en defensa a las medidas planteadas y ejercidas por los gobiernos. Nos encontramos en un periodo de cambio, es un hecho, y la utilidad de las guerrillas en la política y su posible incidencia en la cuestión de la autonomía indígena es definitivamente un punto al que hay que echarle un ojo.


[1] En Colombia se reportaron hasta la fecha (3-12-2020) 260 líderes sociales y defensores de DDHH asesinados entre los que se encuentran líderes sindicales, indígenas y campesinos. ( http://www.indepaz.org.co/lideres/) [2] Véase el Capítulo V DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS, de la Constitución Paraguaya: Art. 62: de los pueblos indígenas y grupos étnicos Esta Constitución reconoce la existencia de los pueblos indígenas, definidos como grupos de cultura anteriores a la formación y a la organización del Estado Paraguayo. Art. 63: de la identidad étnica Queda reconocido y garantizado el derecho de los pueblos indígenas a preservar y a desarrollar su identidad étnica en el respectivo hábitat. Tienen derecho, asimismo, a aplicar libremente sus sistemas de organización política, social, económica, cultural y religiosa, al igual que la voluntaria sujeción a sus normas consuetudinarias para la regulación de la convivencia interna, siempre que ellas no atenten contra los derechos fundamentales establecidos en esta Constitución. En los conflictos jurisdiccionales se tendrá en cuenta el derecho consuetudinario indígena. Art. 64: de la propiedad comunitaria Los pueblos indígenas tienen derecho a la propiedad comunitaria de la tierra, en extensión y calidad suficientes para la conservación y el desarrollo de sus formas peculiares de vida. El Estado les proveerá gratuitamente de estas tierras, las cuales serán inembargables, indivisibles, intransferibles, imprescriptibles, no susceptibles de garantizar obligaciones contractuales ni de ser arrendadas; asimismo, estarán exentas de tributos. Se prohíbe la remoción o traslado de su hábitat sin el expreso consentimiento de los mismos. Art. 65: del derecho a la participación Se garantiza a los pueblos indígenas el derecho a participar en la vida económica, social, política y cultural del país, de acuerdo con sus usos consuetudinarios, esta Constitución y las leyes nacionales. Art. 66: de la educación y la asistencia El Estado respetará las peculiaridades culturales de los pueblos indígenas, especialmente en lo relativo a la educación formal. Se atenderá, además, a su defensa contra la regresión demográfica, la depredación de su hábitat, la contaminación ambiental, la explotación económica y la alienación cultural. Art. 67: de la exoneración Los miembros de los pueblos indígenas están exonerados de prestar servicios sociales, civiles o militares, así como de las cargas públicas que establezca la ley.

 
 
 

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Por amor al arte, a la vida y a todo aquello que nos llena.

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